Caso real

Caso real de paciente en consulta

Nos gustaría compartir la historia de una paciente que ha querido contar su experiencia con el veganismo viviendo un TCA.
Creemos que es importante visibilizar y hablar de los trastornos de la conducta alimentaria porque quizás esa sea la manera de entender, ayudar, apoyar y acompañar a las personas que lo viven.

La historia y la foto han sido publicadas con el consentimiento de su madre.

«Hola! Yo soy MPG, vivo en Andorra y tengo 16 años. Durante el confinamiento tuve una recaída de anorexia y tuve que ingresar en el hospital de día para hacer seguimiento de mi enfermedad. Empecé a investigar sobre el veganismo y rápidamente quise adaptarlo, sobre todo por los animales y el medio ambiente.

La primera reacción de todo el mundo fue de rechazo, pues el veganismo tenía demasiado que ver con la alimentación y podía ser perfectamente un síntoma más de restricción de alimentos. No obstante, yo fui muuuy tozuda y conseguí que mi madre me entendiera.

Entonces comenzamos a luchar juntas por ello, contra todo el equipo médico del hospital. Yo, por mi cuenta, fui reduciendo progresivamente el consumo de productos animales, como mejor supe hacerlo. Se me había retirado la regla como consecuencia de mi bajo peso, que seguía y seguía disminuyendo a pesar de estar siguiendo la dieta (omnívora) de la nutricionista del hospital y no hacer nada de actividad física.

Con mamá decidimos, de una vez por todas, buscar ayuda profesional para hacerlo bien. En Andorra no encontramos a nadie especializado, así que me puse a buscar por Internet. Di con Nutricionistas Veganos y concertamos una visita con Esther.

La primera visita nos dio muy buen feeling a mi madre y a mi, acabamos con una sensación de alivio que hacía tiempo que no teníamos. Esther nos tranquilizó, nos dijo que su principal objetivo era que me volviera la regla lo antes posible. Nos dijo que nos iba a ayudar, que todo iría bien si seguíamos sus menús. Dos semanas después, los controles de peso semanales indicaban que había estado aumentando, y mi regla volvió.

¡Dos semanas siendo vegana y todo parecía que se ponía a su sitio! Los doctores, que siempre habían sido reticentes a que yo comiera vegano, se quedaron con la boca abierta.

Desde entonces, todo se ha ido estabilizando, hasta el punto que mi peso ya es saludable, mi salud mental está mucho mejor y ya puedo hacer deporte.

Pero quiero hacer una reflexión: ¿qué habría pasado si no hubiéramos encontrado a Esther?, ¿en qué etapa estaría mi enfermedad? Seguramente, estaría mal, o al menos, peor que ahora. Porque el asesoramiento nutricional que nos dieron desde el hospital fue nefasto: me reuní con la dietista para proponerle el cambio al veganismo y me lo negó rotundamente, con todos los argumentos que ya nos sabemos de sobras. Y por eso empecé a veganizarme por mi cuenta, y lo hice mal, porque nadie nace enseñado. Por suerte, dimos con Esther, que fue nuestra salvación.

Porque superar una enfermedad mental como la anorexia requiere mucha terapia psicológica y esfuerzo personal, pero estoy segura de que mi estado actual se debe también en gran parte a la ayuda inestimable que Esther nos dio. Por esto, tu vitalidad y tu profesionalidad, ¡Muchísimas gracias Esther!».

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